21 de marzo de 2011

Cartas de los editores (I)




Finales de septiembre: [Autor] escribe a [Editor] comentándole que ha seguido desde el principio la trayectoria de su colección de poesía, que admira mucho la labor que la ha convertido en uno de los más interesantes proyectos editoriales del panorama español en este campo; y que, habiendo dado fin a su libro [Título] y pensando en la posibilidad de publicarlo, le gustaría someterlo a su consideración. Sin otro particular, y agradeciéndole de antemano su etc., le reitera su etc., etc., y le envía un cordial saludo.
Finales de noviembre: [Autor] recibe de [Editor] la siguiente carta:

Estimado amigo:
He leído en cuanto he podido —debo decirte que con más rapidez de lo que resulta habitual en estos momentos en [editorial] por la acumulación de originales y la falta de medios— el libro que me remitiste. Te felicito. Sinceramente. Hay una sabiduría en la arquitectura de tus poemas y una honda palpitación que me han hecho disfrutar de sus palabras. En especial, la parte que da titulo al conjunto me parece muy meritoria. Me parece tremendo saber —tú nos lo recuerdas— que [cita versos del libro].
Desgraciadamente, a pesar de las apariencias, [editorial] no está atravesando un momento especialmente feliz. Estamos asumiendo muchísimos riesgos y constato que, a pesar del apoyo de la critica, los lectores o no se enteran o siguen prefiriendo regalar por Navidad el Premio Planeta. Por ejemplo, una novela como [título] de [novelista] está considerada por un selecto grupo de gente como una de las mejores obras de narrativa española de los últimos años. [Suplemento literario] le dedicó media pagina. [Otra editorial] quiso publicarla en la misma colección que Soldados de Salamina y con el mismo tratamiento. Pero, ¿el publico...? Nada, nadie. En estas circunstancias, me veo obligado a ser muy cauto para poder seguir publicando y manteniendo este proyecto. Pero te digo sinceramente que me gustaría que mantuviésemos este contacto que ahora iniciamos, a ver qué sucede en el futuro. Yo te animo —y esto pocas veces lo hago— a que muevas tu libro por premios y otras colecciones que arriesgan. Además de [editorial], también han aparecido otras, por fortuna.
Quedo a tu disposición para cuanto me sea posible. Un abrazo.

Finales de enero: entendiendo de la carta anterior que a [editor] le ha gustado el libro y que el único impedimento para la publicación del mismo es de índole económica, y tras consultarlo con algunos amigos y/o escritores conocidos, así como con personas de la administración de su comunidad autónoma, [autor] escribe nuevamente a [editor] comentándole que si el problema es económico, la consejería de cultura de su comunidad ofrece varias posibilidades que lo subsanarían en gran parte, entre ellas la fórmula de coedición con [editorial pública regional] ya practicada con otros autores y editoriales, o bien las diversas convocatorias de ayudas a la edición, que en ambos casos cubrirían prácticamente los gastos de la misma.
Finales de marzo: [autor] recibe de [editor] esta segunda carta:

Querido [autor], te agradezco los esfuerzos y el interés por facilitar la publicación de tu libro. Son gestos que no se olvidan.
Yo he estado pensándolo bastante durante estas semanas y, al final, tengo que rendirme a la evidencia de que ha llegado la crisis en este inicio de [año]. En relación a la otra carta que te escribí, la situación actual ha empeorado. Hay un exceso de novedades, que se ha convertido en una amenaza para las editoriales. Por tanto, hay que reducir el volumen de publicación, porque el problema ya no es sólo vender o no vender —¡Hamlet!—, sino ahogar a las librerías con novedades o no ahogarlas.
De todas formas, estoy seguro de que un libro como el tuyo —y más con un apoyo económico, porque todo ayuda— no tendrá dificultades en encontrar editor. Lo digo y lo deseo sinceramente.
Otra cosa que se me ocurre son los premios. En la actualidad [editorial] publica los que me parecen adecuados: [premio de poesía] y [otro premio de poesía]. Este último, por diversas razones, me parece bastante idóneo para tu libro. Pero soy consciente de que ello es dilatar la publicación —y, además, todo premio es una lotería, y yo sólo puedo invitar a presentarse, no garantizar nada—, y de que tú, legítimamente, desees ver publicado tu libro cuanto antes.
No sé. Dime algo si te parece. A mí me queda un regusto amargo de todo esto, pero no hay más cera que la que arde. Y el problema es éste: acumular libros o no acumularlos.
Mi más fuerte abrazo.

12 de marzo de 2011

Tsunami


(Arrasando costa de Iwanuma,  norte de Japón © AP Photo/Kyodo News/El Pais)


 TSUNAMI

Sólo una intención, un caudaloso
océano que anega de repente,
cultivos o jardines, casas, vidas,
destrucción repentina, limo fértil,
los abrazos y lágrimas que siguen,
los gritos, las sirenas,
helicópteros, aspas, torbellinos
de barro levantándose
sobre el breve hormiguero horrorizado
y una nota pedal: el ominoso
sonido —sordo y seco— de la lengua
de mar arremetiendo contra todo...
Después silencio y humo.

A pocos metros, cientos de objetivos
en busca de la imagen
más impactante, añaden poco al puro
espectáculo de la naturaleza
mostrando su dominio,
dictando una vez más su ley, haciendo
valer su poderosa
razón irracional frente a nosotros.

Sólo una intención sin meta, ajena
a dolor o piedad humana alguna,
altiva, inexorable, indiferente.

8 de marzo de 2011

Segundo aniversario (o lo que este blog no es...)


Se cumplen hoy dos años desde que empecé este blog celebrando el Día Internacional de la Mujer que cumple ahora cien años, con una entrada en la que daba cuenta de un desafortunado comentario machista, una pequeña pero significativa anécdota ocurrida durante un concierto-homenaje de cantautores murcianos a Luis Eduardo Aute, después de una lectura suya en la universidad de Murcia. Ni esa ni ninguna de las cuarenta y dos entradas posteriores (incluyendo tres que siguen en estado de borradores) da cuenta per se de un denominador común, porque en ningún momento pretendí que este fuera un blog temático al modo de los muchos que conozco y sigo con mayor o menor asiduidad, así que, llegados a este punto, parecía oportuno responder a algunas cuestiones que directa o indirectamente se me han planteado desde entonces.

Este no es un blog de actualidad, por mucho que un alto porcentaje de mis horas de consumo televisivo se lo lleven los canales de noticias y las tertulias políticas, y por más que sean los vicios y defectos del sistema político español y de la sociedad que lo sustenta que me estomagan y que con gusto entraría a comentar o debatir (de hecho lo hago a diario con familiares, amigos y conocidos), pero arrogarme el papel de periodista o columnista de opinión pagado de mí mismo
en sentido tanto figurado como real no es una de mis ambiciones: soy demasiado consciente de mi carácter disperso e indisciplinado como para autoimponerme la tarea de ir dando cuenta por escrito de acontecimientos que van sucediéndose en España y en el mundo a un ritmo tan vertiginoso que puede que en un lapso de tiempo mucho más breve de lo que esperamos o podamos llegar a creer lo hayan transformado profundamente, y mucho me temo que no para mejor.

Aunque en un par ocasiones haya hablado de fútbol e incluso colgado un a modo de poema celebratorio de un jugador concreto, este no es un blog de fútbol, un deporte que me gusta pero que cada vez veo menos por la irracionalidad de los espectadores, la brutalidad en el campo consentida o sancionada por los árbitros según de qué equipo sea el jugador, las competiciones adulteradas desde la federación —me refiero al caso español, que es el que conozco de cerca: ¿alguien ignoraba allá por noviembre quiénes iban a jugar la final de la Copa del Rey?—, los locutores que no se molestan en ocultar su afinidad o entusiasmo por una escuadra determinada ni su condescendencia o abierto desdén por el resto, o la rotunda negativa (en pleno siglo XXI) a introducir avances tecnológicos que evitarían situaciones injustas y ridículos bochornosos como el del pasado Mundial (si se introdujera la tecnología se reducirían los "errores" arbitrales y con ellos las posibilidades de amañar desde la federación los partidos, y entonces a lo mejor ganaba la rimbombante Liga BBVA un equipo distinto del Barça o el Real Mierdrid y ¡ah, no!, hasta ahí podíamos llegar). Un deporte, en fin, en el que mandan los intereses económicos, y el dinero prefiere lo zafio, lo gregario, lo manipulable...

Ni es este un blog de ópera o música clásica (que los hay
algunos magníficos enlazados en apartado propio en el bloguerío de la columna derecha) aunque ambas sean algo para mí tan importante o más que la lectura —en especial desde que mis desigualmente astigmatizados ojos empezaran a frecuentar una amistad tan poco recomendable como la de la presbicia— y haya dado cuenta de alguna producción en cuyo libreto se me invitó amablemente a participar (con un texto que después aproveché para matizar y ampliar aquí) o del fallecimiento de algunos cantantes señeros, cuyas interpretaciones no podrán borrar las buenas o mejores que han venido y vendrán después, porque son —cuando menos— parte de la formación de mi memoria auditiva, y el subconsciente tiende a comparar cualquier nueva interpretación de una ópera o pieza musical con la primera que oímos de esas obras.

Y tampoco es un blog de cultura en general ni de literatura o poesía en particular (aunque circunstancialmente haya dado cabida en él a poemas propios o ajenos, o me haya hecho eco de la aparición de los nuevos números de revistas literarias en las que he colaborado, o del libro de algún amigo que tuvo a bien pedirme unas palabras para su presentación), ni de comentario, reseña o crítica de libros, por las razones que pueden deducirse fácilmente de lo ya dicho —en esta y en alguna entrada anterior— y otras muchas que tienen más que ver con "las numerosas miserias inherentes a la condición humana mortal", por decirlo con palabras de Karol Wojtyła: no soy ningún bicho raro y —aunque a veces pretenda lo contrario— me importan y afectan las actitudes de los demás o la ausencia de ellas ("for there is only one thing in the world worse than being talked about, and that is not being talked about"); pero fundamentalmente porque las editoriales no parecen estar interesadas en lo que pueda opinar en su blog un autor del que apenas nadie habla y al que nadie o casi nadie tiene interés en leer, y —como acaba de escribir (aquí) mi buen vecino Santiago Delgado— "el mercado es sabio y dispone según arcanos inextricables sus decisiones. Inútil y engreído es quejarse". Tiempo habrá en sucesivas entradas de volver a incidir (o no) con más detalle en estas y otras cuestiones; por el momento, gocemos de la inmensa libertad de estar fuera de ese juego de gabelas e intereses.

Faltaría, con todo, a la verdad si no dijera que a lo largo de este tiempo —sin pedirme ni sugerirme
implícita o explícitamente que escribiera sobre ellos en el blog— algunos poetas me han hecho llegar amablemente sus libros, la mayor parte de los cuales leí —y el resto sigo leyendo— al ritmo que la vista me permite, y no quiero dejar de siquiera mencionar aquí sus nombres: son (por orden alfabético) Mari Cruz Agüera, Virginia Cantó, Juan de Dios García, Antonio Llorente Abellán, Mario Lourtau, Antonio Marín Albalate, Cristina Morano y Alfredo Rodríguez. Alguno además me ha facilitado no sólo los suyos sino también los de otros poetas, bien porque me haya oído mencionarlos o porque ha pensado que me gustaría leerlos, y así me acompañan estos días las últimas entregas de José María Álvarez y José Daniel García. Debo consignar también aquí el envío de algunas muestras de su catálogo (la antología Planetario y tres cuadernos de la colección "Planeta clandestino") que me hicieron los amigos de Ediciones del 4 de agosto por mano de Jorge Salmerón, uno de los miembros de su consejo editorial.

Una pequeña pincelada biográfica para terminar. No soy ningún ángel (antes bien al contrario) y a veces me autoengaño fingiendo que carezco de principios, pero quienes me conocen bien saben que alguno tengo, que soy profundamente fatalista (y por ende vitalista), que me he ido volviendo con los años cada vez más esquivo y taciturno y que he perdido casi por completo la fe en la amistad —entre muchas otras cosas. En eso andamos, en el casi...


3 de marzo de 2011

El Museo Gaya rendirá homenaje a la poesía con los versos de Soren Peñalver




Este año el Museo Ramón Gaya no va a celebrar el Día del Libro sino el Día Mundial de la Poesía que, a instancias de la UNESCO, se realiza el 21 de marzo para “fomentar el apoyo a los poetas, volver al encantamiento de la oralidad y reestablecer el diálogo entre la poesía y las demás artes”, además de lograr que “el arte poético no sea considerado un arte caído en desuso, sino una herramienta que permite a la sociedad reencontrar y afirmar su identidad”.

Con tal motivo, un grupo de escritores, intelectuales y sobre todo amigos, nos reuniremos a lo largo de ese día, desde las 10 de la mañana a las 10 de la noche, para homenajear a Soren Peñalver, leeremos sus poemas, versos de sus poetas predilectos* y algunos de sus textos sobre poetas y poesía.

Quienes deseen participar en este homenaje pueden ponerse en contacto con el Museo mediante el correo electrónico atencion@museoramongaya.es, o bien llamando a los teléfonos 968 221099 - 968 221180.

Foto: © Gloria Nicolás

«EUROPA PRESS. El Museo Ramón Gaya de Murcia ha elegido la figura del poeta Soren Peñalver, colaborador de LA OPINIÓN, para celebrar el 21 de marzo el Día Internacional de la Poesía; una jornada en la que se realizará una lectura continuada durante 14 horas de los poemas y artículos del vate murciano, así como de textos de algunos de sus autores favoritos –Homero, Virgilio, Dante, Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz, Kavafis, Pessoa, Tagore, Borges y Miguel Hernández, entre otros–.

»Así lo anunciaron ayer la concejala de Cultura, Fátima Barnuevo, y el director del museo Ramón Gaya, Manuel Fernández-Delgado, quienes destacaron que esta iniciativa, conocida en toda Europa con la denominación de Primavera de los Poetas, es la primera vez que se celebrará en la Región de Murcia.

»Este día se conmemora en todo el planeta con lecturas multitudinarias y otros actos culturales, con el objetivo de dar a la poesía un reconocimiento y un impulso nuevo a los movimientos literarios de ámbito regional, nacional e internacional. Es por ello que el Museo Gaya se unirá este año a dicha celebración con una lectura continuada, de 10 a 24 horas, en la plaza Santa Catalina –algo que ya realiza desde hace años en el Día del Libro–.

»En este sentido, Barnuevo destacó «la coherencia» de la propuesta, «porque la poesía siempre ha estado presente en el museo y porque fue una de las predilecciones de Ramón Gaya», al tiempo que apuntó que la elección de Soren Peñalver «es de justicia, porque ha hecho mucho por el museo y por la cultura».

»Por su parte, Fernández-Delgado confirmó que a todos los que participen en la lectura se les entregará una plaquette con 15 poemas del autor murciano. Además, explicó que «como Peñalver es un ser exquisito, se leerán poemas en otras lenguas e idiomas como griego, francés, italiano, inglés o latín».

»Quienes deseen participar pueden inscribirse mandando un correo electrónico a la dirección museo.ramon.gaya@ayto-murcia.es o llamando al teléfono 968 221099.»


[Publicado en el diario La Opinión de Murcia y laopiniondemurcia.es el 3-III-2011]