2 de abril de 2010

"Cualquiera que escandalizare..."





Orígenes de Alejandría, considerado uno de los pensadores más importantes de la teología cristiana, el más importante quizás junto a Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, "padre de la iglesia" como ellos y mártir, no comparte con ellos, sin embargo, la consideración de santo, por haber llevado hasta sus últimas consecuencias las palabras atribuidas a Jesús en el evangelio de Mateo (c. 19, v. 12): “Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda”; o quizá estas otras del evangelio de Marcos (c. 9, vs. 43-47): “Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna”. Por unas u otras, el caso es que el entonces joven catequista (tendría a la sazón 17 ó 18 años) llevó al extremo de la literalidad la interpretación de los textos bíblicos, infligiéndose a sí mismo la castración y cerrándose las puertas de la santidad.
En los últimos meses, cada día que pasa la jerarquía de la iglesia católica se encuentra en peor situación a lo largo y ancho del mundo por las sucesivas revelaciones y escándalos relacionados con los abusos a menores y su ocultación. Ayer mismo se podía leer la noticia de la emisión en un canal brasileño de un video en el que el obispo Luiz Marques, de 82 años, aparece desnudo practicando sexo con un joven ex-monaguillo de 19 años. La escena —que según cuenta el propio muchacho venía repitiéndose desde hacía años— fue grabada en enero de 2009 por otro antiguo monaguillo, empujado también a mantener relaciones sexuales con Marques desde los 12 años. El religioso, sin confirmar o negar la veracidad del vídeo, sólo responde a los reporteros: "No puedo decirle nada. Eso es un asunto de confesonario. Sólo le contaré mis pecados a mi confesor. Usted no tiene derecho a entrar en mi esfera privada".
Hace sólo unos días, el 24 de marzo, el New York Times apuntaba directamente a Joseph Ratzinger (papa Benedicto XVI para los católicos) contando cómo, en 1996, el entonces cardenal y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe no respondió a dos cartas el arzobispo de Milwaukee sobre el caso de los abusos en una prestigiosa escuela para niños sordomudos, en las que se señalaba como autor de los mismos al sacerdote Lawrence C. Murphy, que trabajó entre 1950 y 1974, y cómo —pese a las repetidas advertencias— se optó por acallar el asunto para evitar el escándalo en lugar de expulsar al sacerdote. Ahora los abogados del Vaticano se encuentran con la clara amenaza de tres ciudadanos de Kentucky que quieren sentar al pontífice en el banquillo de los acusados por negligencia y encubrimiento de abusos sexuales por parte de curas pederastas.
El pasado domingo 21, un día después de hacerse pública su carta pastoral a los fieles de Irlanda, Joseph Ratzinger en el ángelus dominical en la plaza de San Pedro pedía a los católicos "aprender de Jesús y no juzgar y condenar al prójimo, aprender a ser intransigentes con el pecado, comenzando por los nuestros, e indulgentes con las personas", recordando el pasaje de la mujer adúltera que ocupa los primeros versículos del capítulo 8 en el evangelio de Juan (en los otros tres no aparece), en el que los escribas y fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y Jesús les replica: "el que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella". Añadía Ratzinger que "La misericordia de Dios es la expresión de su inmenso amor. No condena al pecador, a ningún hombre o ninguna mujer, sino que exige retomar constantemente el camino de la reconversión a Él usando como herramienta especialísima el Sacramento de la Reconciliación".
Y yo llevo todos estos días preguntándome por qué un teólogo tan fino (como reconocen hasta sus propios adversarios) como implacable con los que se apartan de la ortodoxia doctrinal católica (como pueden atestiguar los teólogos apartados del ejercicio del ministerio y/o la enseñanza y sobre los que descargó —sobre ellos sí— todas las sanciones previstas en el derecho canónico desde su cargo de prefecto de la mencionada Congregación para la doctrina de la fe); por qué tan fino teólogo, decía, echa mano de semejante episodio, qué relación pretende establecer entre el perdón de Jesús a la adúltera del evangelio y la pederastia... Y sobre todo, me pregunto por qué no hace alusión a estas otras palabras atribuidas a Jesús, no en el de Juan, pero sí en los otros tres evangelios considerados “canónicos” por la iglesia a la que representa:
Mateo 18, 5-6: "Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe. Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar."
Marcos 9, 42: "Y cualquiera que escandalizare a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y fuera echado en la mar."
Lucas 17, 1-2: "Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños."
¿Teme quizás el [así llamado] "santo padre" que, de mencionar tales consejos del evangelio, alguno de sus sacerdotes, obispos o religiosos culpables de pederastia podría interpretarlos —como Orígenes— al pie de la letra y arrojarse al mar...?